M#22 Asalto a mano frenada
La gente en Buenos Aires se queja de la inseguridad. Y es verdad que los comerciantes tienen un aumento notable de visitas indeseables en sus negocios, pero los demás, nosotros, ciudadanos que nos dedicamos a otra cosa y no tenemos kioskito, la verdad que no nos podemos quejar tanto. Al menos no nos podemos quejar tanto como podrian quejarse los paulistas... y no lo hacen!
En São Paulo hay más gente, más autos, más motos, más autos y motos caros, más gente sin auto ni moto ni casa, más puentes, más gente abajo del puente, más tránsito, más colas, más bocas, más hambre, más pobreza, más riqueza, más ostentación, más chorros, más violencia.
El domingo era un día de sol, mi hermana estaba de visita, así que salimos los tres a almorzar al único lugar verdaderamente barato y rico que conozco en São Paulo. Por supuesto que siempre está lleno y hay que sacar número y hacer cola para conseguir una mesa. Y una vez que una está en la mesa que le corresponde se tiene que parar y hacer cola otra vez porque es self service. Aún así me encanta y siempre quiero ir. (Es una cosa de locos).
Entonces decidimos salir, almorzar y luego irnos a lo de mi suegra porque así se saludaban con mi hermana, la recien-llegada. El único traspié era que mi conjuge necesitaba pasar por la oficina a buscar unos papeles y la computadora que necesitaba para trabajar. Muy bien, ganemos tiempo, porque a todo esto son las 2 de la tarde, vamos mi hermana y yo en auto hasta el restaurante, así de paso le muestro a mi hermana lo bien que estoy manejando y vos, Cón
Pero pasaba el tiempo y nada. Miro el celular y me acordé que lo había apagado porque tenía poca batería. Nos sentamos y mientras mi hermana iba en busca del primer plato, prendí el celular. 9 llamadas perdidas.
Nos encontramos en casa. Cón
Pobre mirá la cara que tiene. Yo deberia haber prendido antes el celular. Qué raro esto no me anda, qué auto de mierda, qué garrón con arma y todo, 1.0, claro, que bosta! no sé como puede estar tan impávido, no le da bronca? a ver, probemos bajar a tercera, che, no me perderé no? uy qué hijo de puta ese como pasó, además creo que se enculó porque no atendí el teléfono, qué ruido de mierda, bue, a ver si llego a 80, ahí va, pero cada vez anda peor este auto de mierda, pobre, qué domingo de mierda!, ya estoy en quinta pero esta cosa no anda... Y este que me bocina? Qué me bocinás?
Bocinando un flaco desde otro auto me hace un gesto para que baje la ventanilla:
-Fuego! Se te está prendiendo fuego la rueda!!
Efectivamente, íbamos a 80 km/h en quinta y con el freno de mano puesto.
Un episodio más de:
"Quis fazer um beija-flor e saiu um morcego"
1 Comments:
Qué historia tan triste joer!!!
Y lo del freno de mano.. tremendo.
Escribe más por favor! ya sabes que si tú escribes, yo leo..
Besos.
Publicar un comentario
<< Home