sábado, septiembre 30, 2006

M#15 Botas e tiras

Debería escribir en portugués esta entrada, pero me sale el español, laputadigo. Después de dormir mi sentido poético por mucho tiempo (mucho, mucho tiempo) logré parir muy rapidamente y bastante desafinadamente, sobre todo por la ansiedad de terminarlo, este poemejo. Me parece que está precioso, no sé si me parece eso porque acaba de nacer o qué, pero así es.

Como botar aonde?

É difícil às vezes aceitar
que não é possível expressar
um sentimento com uma só palavra,
seja onomatopéia ou palavra lavrada.

Penso que mato a sensação
em um segundo, um só som, ah! gong!
por exemplo, mas não.
Faz-se necessária toda uma explicação.

Me perco então entre notas
e tocas, e vozes, e botas,
entre cores, tiras, vogais...
Zig zag sem fim, embora o ponto final.

E muito além, já cansada a mão
e largada a caneta... ou o computador,
penso
(cá com sua tela e meus botões):

Será verdade que a poesia maior
é aquela que consegue ser
toda inteira numa palavra qualquer?
Haverá universo nessa palavra menor?

lunes, septiembre 25, 2006

Un cuento que caió en mis manos

Marianadas incorpora colaboradores. En esta ocasión les traigo un cuento traducido por mí, pero del cual me llamó la atención una lectora muy atenta, mi hermana. Traducido pronto y mal, aquí va:


De Caio Fernando Abreu.

Una vestimenta probablemente azul

Yo estaba allí sin ningún plan inmediato cuando vi a los dos hombrecitos verdes corriendo sobre la alfombra. Uno de ellos sacó de su bolsillo un minúsculo pañuelo y se lo pasó sobre la frente. Entonces pensé que el pañuelo estaba hecho de finísimos hilos y que ellos deberían ser hábiles tejedores. Al mismo tiempo, recordé también que necesitaba una larga vestimenta: una muy larga vestimenta probablemente azul. No fue difícil subyugarlos y obligarlos a tejer para mí. Trajeron a sus familias y el trabajo les llevó milenios. Catástrofes increíbles: se enmarañaban en los hilos, se asfixiaban entre la tela, las agujas los apuñalaban. Innumerables generaciones se sucedieron. Naciendo, tejiendo y muriendo. Mientras tanto, mi mano posaba amenazante sobre sus cabezas.

Escrito entre 1969 y 1973. Publicado en 1975.

Pô, qualé, pô. O tal do bloGG não era bilíngüe?
Vai o original também:


Uma veste provavelmente azul

Eu estava ali sem nenhum plano imediato quando vi os dois homenzinhos verdes correndo sobre o tapete. Um deles retirou do bolso um minúsculo lenço e passou-o na testa. Pensei então que o lenço era feito de finíssimos fios e que eles deviam ser hábeis tecelões. Ao mesmo tempo, lembrei também que necessitava de uma longa veste: uma muito longa veste provavelmente azul. Não foi difícil subjugá-los e obrigá-los a tecerem para mim. Trouxeram suas familias e levaram milênios nesse trabalho. Catástrofes incríveis: emaranhavam-se nos fios, sufocavam no meio do pano, as agulham os apunhalavam. Inúmeras gerações se sucederam. Nascendo, tecendo e morrendo. Enquanto isso, minha mão direita pousava ameaçadora sobre suas cabeças.

viernes, septiembre 22, 2006

Al pasar #3 - Falsas apreciaciones

Por la vereda casi delante de mí iba un muchacho y más allá bastante más adelante se acercaban dos chicas en edad de colegio secundario. Venían un poco raras, con los ojos algo voladores, movedizos, raros, pero no desconfié. Un paso de él era uno y medio mío y dos de las chicas. Chincapún, chincapún, chaca, chincapún, chiqui, chincapún. Pasaron así cerca de él y cerca de mí, que ya casi lo alcanzaba. Yo escuché. Calculo que él también, aunque qué más da, porque no tenía puesto ningún Ipod, y los separaba unos cuarenta centímetros. Pero el viento, quién sabe, y las palabras también se pierden por ahí, los caminos equivocados. Menos mal, quizá.

“No era tan lindo” dijo, y los ojos hicieron otro semicírculo más hacia arriba antes de volver a mirar hacia delante.

sábado, septiembre 16, 2006

M#14 Caramelo

Recibí un prometedor mail del muchacho-objetivo-de-mis-deseos y bajé las escaleras corriendo y pensando si tenía de hecho las llaves en la mano de la puerta de casa que acababa de golpear apurada, distraída y con musiquita todo alrededor.
El taxi me esperaba abajo. Subí. A tal lado, le dije. Y me puse a buscar no sé qué en la cartera. Como no sabía qué, no lo encontré y me puse a mirar por la ventanilla. Encima el día estaba soleado y de verdad, lo juro, cantaban los pajaritos. Cantaban los pajaritos y mi cabeza y hasta las bocinas cantaban. Cantaba también un joven en la radio. Una canción romántica claro. Esas baladas, que le dicen. De algún latino, pensé. ¡Qué placer, qué oportuna manera de regodearme feliz en el pegajoso "romanticonismo"!

Quiero aprender a amarte
quiero estar junto a ti...

Quiero compartir mis sueños contigo
y dormir en paz con tu amor

Eres la luz que ilumina mi vida
quiero encontrar tu luz, por favor

De pronto, como en las canciones de Christian Castro, la cosa se puso casi heavy-metal y el cantante con acento puertorriqueño pidió casi desesperado:

Quiero aprender a amarte, Jesús
Dame todo tu amor, Jesús...

Mi carita que debía estar sonriente, debe haber mutado en atónita mueca. Los pajaritos dejaron de cantar y me pareció que el volumen estaba demasiado alto. Además recordé que había dejado prendida la cafetera y que todavía me faltaba hacer un par de llamados importantes. ¡Qué musiquita molesta! Baje el volumen, señor taxista, me dije bajito y ridícula a mí misma, que necesito leer esto que acabo de sacar de la mochila URGENTEMENTE. Pero el taxista evangelista se puso a tararear. ¡A tararear y cantar en los estribillos!

Jesús me ama, quiero estar con Jesús...

Algo le habrá dicho al oído Jesús, porque el taxista evangelista se dio vuelta y sin decir palabra me regaló un caramelo de menta.